¿Cómo decirle a tu jefe que no estás motivado?

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Muchas personas piensan que la motivación es una idea relativamente nueva, sin embargo es un factor de satisfacción y rendimiento laboral investigado desde hace muchos años. ¿Has pensado en cómo decirle a tu jefe que no estás motivado? 


William Kahn fue el primero que introdujo el término en 1990, definiéndolo como “El grado de identificación psicológica que experimentan los empleados con su rol o puesto de trabajo”. 


Kahn, profesor y presidente del departamento de comportamiento organizacional en la Universidad de Boston, 
centra su trabajo en el estudio del rendimiento en las relaciones de trabajo efectivas en función de habilidades tales como: la resolución de conflictos, la mediación, la negociación, el liderazgo y la gestión del cambio.


Kahn advirtió que la gran mayoría de las empresas no son conscientes de la influencia que las vivencias cotidianas suponen en lo que a motivación se refiere; se fijan en  las competencias, las habilidades y la experiencia; cualidades críticas, sin duda, pero insuficientes frente a la subjetividad del día a día en el puesto de trabajo. 


Soy fan de los ejemplos, así que comparemos
 dos personas con idénticos puestos, similares competencias y experiencia, que trabajan en la misma empresa:

  • A / Entusiasmado, alegre e implicado.
  • B / Harto, enfadado y aburrido.
  • A / Genera  una influencia positiva en sus compañeros.
  • B / Genera una influencia negativa. Afecta y/o infecta a sus compañeros.

¿Cómo decirle a tu jefe que no estás motivado?

  • A / Aborda las tareas con optimismo. Ve oportunidades y retos en lugar de problemas. Hace el trabajo parezca fácil y dinámico. Los compañeros de trabajo son una 2ª familia.
  • B / Trabaja de mala gana, quizás con malas formas, tal vez su comunicación sea inevitablemente tóxica, su actitud victimista y una perspectiva basada en el problema.


La diferencia entre A y B que deseo subrayar, es la actitud, es la motivación. 


Numerosas investigaciones* demuestran que las altas tasas de motivación en el trabajo generan resultados positivos, tales como un mayor rendimiento individual, efectividad del trabajo en equipo y satisfacción del cliente.
La baja motivación sin embargo, genera estrés, gran rotación y altas tasas de absentismo laboral.  


A pesar de los beneficios de la motivación, las cifras indican que la mayoría de empleados no se sienten motivados en el trabajo, especialmente en economías desarrolladas como la nuestra donde las expectativas de los trabajadores son más altas.
Y la falta de motivación se traduce en una pérdida de productividad. (En el 2016, en los EEUU alrededor de 500 mil millones de $ al año*). 


La falta de motivación, ausencia de liderazgo y mala comunicación son los factores que 
afectan negativamente hasta el -30% en los niveles de compromiso y por ende a los beneficios.

Rendimiento máximo = Nivel de desempeño que puede llegar a hacerse

Rendimiento típico = Nivel de desempeño que generalmente se hace


Cuando estamos muy motivados, ambos rendimientos, máximo y típico, son similares, sin embargo nos encontramos que el nivel de desempeño de la mayoría de las personas está por debajo del típico, siendo una fracción de lo que son capaces de hacer.  


La ecuación se resuelve positivamente al aproximar el potencial de las personas con su desempeño real.  


Líderes, gerentes, directivos y jefes, ignoran o les pasa desapercibida esta cuestión fundamental debido a la falta de feedback de abajo hacia arriba. Es raro que los empleados sientan que pueden criticar honesta y abiertamente a sus jefes sin consecuencias.
Decirle a tu jefe que no estás lo suficientemente comprometido con el proyecto puede, como mínimo, degenerar en una incómoda conversación entre ambos, pero no decirlo es malo no solo para ambos sino para todo el proyecto y para toda la organización.   


La motivación es en última instancia automotivación, cierto, pero observo con demasiada frecuencia cómo “el jefe” es decir el director de personas, se olvida o no le da la importancia necesaria. Siendo su labor más importante y la razón por la que le pagan, pensar y dirigir a su equipo hacia los objetivos, no en contra ni a pesar de ellos. Sutil matiz que marca la diferencia, es decir el nivel de rendimiento.


Incluso cuando los gerentes contratan a personas que parecen tener una excelente actitud y autoexigencia, no pueden esperar que este impulso se mantenga todo el tiempo. Existen estudios que muestran que hay un “efecto de luna de miel” donde la mayoría de las personas están muy entusiasmadas con sus trabajos durante el primer año, sin embargo con el paso del tiempo se “desconectan”.

Si eres jefe, manager o mando intermedio, motivar a tu equipo va en el sueldo


Es una de las razones que influye en que las empresas apuesten por la formación continua, la gestión del talento, el salario emocional y el desarrollo del liderazgo. Empresas que se ocupan de potenciar y vincular el trabajo a los valores y las aspiraciones de sus empleados. Así su trabajo adquiere sentido y significado relevante. Y cuando pese a ello no es suficiente, siempre hay incentivos tradicionales, que incluyen recompensas financieras, reconocimiento, promoción y flexibilidad.


¿Cómo decirle a tu jefe que no estás motivado?

Comparto contigo 4 enfoques para comunicar a tu jefe de tu desmotivación con la intención de que te ayude:

1.- “Necesito tu ayuda para alcanzar todo mi potencial”. Explícale la diferencia entre lo que haces habitualmente y lo que eres capaz de hacer cuando estás realmente motivada o motivado. Pídele la oportunidad de demostrar con hechos, analizar y medir, de qué eres capaz cuando tu potencial es aprovechado al máximo.

2.- “Necesito un cambio”. Recuerda a tu jefe que no solo trabajas por dinero, que la ilusión alimenta tus talentos y el aprendizaje mantiene vivo tu creatividad. Cuando las personas realizamos actividades con el piloto automático puesto, el trabajo se convierte una rutina aburrida y sin sentido, nos sentimos inútiles e infravalorados. Confundimos rutina con eficacia cuando es previsibilidad, que proporciona sensación de control y confianza, porque no gestionamos bien el cambio ni la incertidumbre.

3.- “No estoy seguro de ser la persona más adecuada para esta tarea”. Si la razón que te impulsa esta pregunta es el compromiso, nunca de desgana o la incapacidad, este enfoque puede facilitarte una conversación acerca tus preferencias y podría ayudaros a ambos a reconsiderar dónde funcionarías mejor. Un diálogo positivo y proactivo que puede darte la oportunidad de describir aquellos aspectos de tu trabajo con los que más disfrutas para aumentar estas actividades y alejarte de otras que no te gustan tanto.

4.- “Encuentro mi trabajo aburrido, ¿puedes ayudarme?”. Esta pregunta, al igual que las anteriores, puede tener distintos efectos. En el mejor de los casos, puede recordar a tu jefe que él es responsable de tu motivación, en el peor, desagravio y sustitución por otra persona más entusiasta.

 "El trabajador tiene que venir de casa motivado"


Me gustaría terminar el post con un final feliz, pero no puedo garantizarte el éxito de estas preguntas por la distancia que aún nos queda por recorrer y por otras 4 razones que comparto contigo:

  1. El jefe cree que son los empleados quienes deben solucionar sus propios asuntos. El compromiso es responsabilidad del empleado
  2. El jefe quiere pero no sabe cómo hacerlo. Se siente incapaz. Le falta habilidad y formación.
  3. Siente que sus posibilidades están limitadas o no tiene ninguna. Considera que la organización no tiene remedio, que el contexto es tóxico o problemático.
  4. Se ofende.  Interpreta tu petición como una crítica o un comentario negativo. 


Si crees que su jefe
 puede tener alguna estas reacciones señaladas, si no está dispuesto a ayudarte, o si no te puede ayudar, por favor, no inicies esta conversación sin un Plan B.


Hasta ahora no era frecuente despedir a las personas por desvinculación emocional, a menos que hicieran mal su trabajo. 
Que el jefe plantee este problema podría dañar su reputación ante su gerente (aunque esto es algo que está cambiando y te contaré en el próximo post.


Analiza tu desmotivación y busca solución dentro, si la hay.  Si entiendes que no la hay, quizás sea el momento de cambiar y buscar nuevos retos.
Nada ni nadie es para siempre.

“Si podéis reír juntos, podéis trabajar juntos”.

Robert Orben


¡Te deseo un día lleno de motivación y determinación!  

 

*Fuentes:

  • Harvard Business Review. OCTOBER 18, 2017.
  • Cinco días. 10/10/2017
  • William Kahn.

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