Cómo hablar en público
Llevo 2 meses dando charlas breves por toda España, 10 años impartiendo conferencias en congresos y eventos corporativos, 15 años dando clases, otros 15 como comercial, tareas que obviamente he simultaneado, y por mucha experiencia adquirida, aplausos recibidos, éxitos, distintos escenarios recorridos, sigo pensando lo mismo: hablar en público no es fácil y a menor tiempo disponible mayor es la dificultad.
Hablar en público exige preparación, consciencia y humildad. Cada intervención es distinta. Cada público también. La experiencia ayuda, pero nunca desaparece del todo ese cosquilleo previo, esa presión de estar a la altura. Lo que sí cambia con el tiempo es una mayor capacidad para conectar con quien tienes delante, cierta seguridad fruto del aprendizaje, el dominio de ciertas herramientas que te ayudan a lidiar con los nervios siempre presentes.
Hoy comparto mis 10 tips, los más relevantes y accionables para que triunfes y tengas el éxito que te mereces en tu próxima charla, reunión de trabajo o presentación de un proyecto.
1️⃣ No necesitas carisma natural ni tener una voz radiofónica. Necesitas preparación, que tu voz suene clara y convincente. La seguridad no viene del talento innato, sino del trabajo previo. Prepara tu intervención, ensáyala en voz alta, repítela hasta que tu cuerpo y tu mente sepan qué viene a continuación. La preparación te proporcionará una estructura mental a la que aferrarte, porque los nervios aflorarán.
He trabajado con perfiles tímidos, introvertidos o inseguros que, con la preparación adecuada, han conseguido presentaciones brillantes. La preparación se entrena.
Redacta una escaleta, un esquema o elabora un breve ppt (visual con muy poco texto) que te sirva de guía y trabajalo:
✔️ Estudia tu contenido.
✔️ Ensaya en voz alta.
✔️ Cronométrate.
✔️ Anticípate a posibles preguntas.
Cuanto más preparado estés, más seguro y convincente sonarás. Necesitas liderar tu comunicación.
2️⃣ Familiarízate con la sala o el espacio donde hagas tu intervención. No importa si es una sala pequeña, un aula o un auditorio. Ves antes, cuando no haya público. Hazla tuya. A mi esto me ayuda muchísimo; me lo dijo el gran Manuel Campo Vidal. Si por lo que sea no es posible, pido fotos de la sala, no es lo mismo pero ayuda. Siempre puedes llegar media hora antes. Lo ideal sería ir varias veces. Una acción simple que tiene un gran impacto: tu cerebro asocia ese entorno como algo conocido y familiar, lo que reduce el nivel de alerta y ansiedad.
✔️ Llega antes.
✔️ Pasea por la sala.
✔️ Mira desde el escenario.
✔️ Prueba el micro.
✔️ Comprueba cómo se proyectan las diapositivas.
Si puedes, visualiza tu intervención ahí, sin público aún. Hazlo tu territorio.
3️⃣ Abre con una explosión. Provoca un impacto y sorprende a tu público, con una afirmación audaz, una pregunta, una historia o un dato impactante. Los primeros 5 a 10 segundos de tu intervención son decisivos. El público decide muy rápido si merece la pena escucharte o no. Así que nada de empezar con frases planas como: «Bueno… voy a hablar un poco sobre…» o «No sé si esto os interesará, pero…» El principio y el final son claves, prepara bien el comienzo. Revisa: Cómo empezar un discurso.
En lugar de eso:
✔️ Lanza una afirmación poderosa.
✔️ Haz una pregunta provocadora: “¿Y si te dijera que hablar bien en público no tiene nada que ver con ser extrovertido?”
✔️ Cuenta una historia breve y personal.
✔️ Comparte un dato impactante. ¿Los números son lapidarios!
Engancha desde el primer segundo.
4️⃣ Introduce silencios. Los profesionales no tienen miedo a las pausas. El silencio añade solemnidad, cierto dramatismo, da espacio y tiempo para que tu mensaje se aterrice. Muchos oradores temen quedarse en blanco, por eso rellenan con muletillas, sonidos o frases de relleno. Los grandes comunicadores saben usar el silencio con intención. El silencio marca los mensajes clave, da espacio al público para procesar, genera atención y expectación.
✔️ Haz una pausa antes de una idea importante.
✔️ Haz otra justo después, de la idea importante o cuando quieras enfatizar.
✔️ Truco: Si te quedas en blanco, transfórmalo en silencio y haz una pregunta al público.
Te hará sonar seguro, experto y cercano.
5️⃣ Habla al corazón, luego a la cabeza. Los hechos no se contagian. Las emociones sí. Cuenta una historia. Apóyala en la lógica. Apela al corazón. Nuestro cerebro está programado para recordar emociones, no datos. Por eso, las buenas charlas no solo informan: emocionan, inspiran, movilizan. Después, sí, aporta lógica, datos, soluciones.
Antes de lanzar tus argumentos, conecta con tu audiencia desde lo humano:
💬 Cuenta una historia real.
💬 Relata un error que cometiste y lo que aprendiste.
💬 Muestra una emoción auténtica.
6️⃣ Tu cuerpo habla antes que tu boca. Permite que tus manos cuenten esa historia. Usa los gestos para enfatizar, no para distraer. Por ejemplo, mostrar las palmas transmite apertura. Tu cuerpo es un amplificador de tu mensaje. Úsalo a tu favor.
✔️ Evita esconder las manos o cruzarte de brazos.
✔️ Usa gestos naturales y abiertos.
✔️ Mira al público, no al suelo ni solo a la pantalla.
✔️ Respira. Muestra calma.
✔️ Una postura erguida transmite confianza.
✔️ Caminar con propósito (no por nervios) da dinamismo.
7️⃣ Evita las muletillas y el titubeo. Las muletillas roban presencia y credibilidad, minimizan tu impacto y presencia. «Uhmm», “como”, “¿vale? «ya sabes”… Yo a veces, arrastro, sin darme cuenta la «eeeeeh» sí, son los nervios. Recomendación: Sustituye ese relleno innecesario por una pausa. Te otorgará seguridad y control. Recuerda el tip 4 de introducir silencios.
La pausa es tu nuevo recurso de seguridad, cuando sientas que te pierdes:
✋ Respira.
🤫 Pausa.
✔️ Bebe agua con naturalidad.
📣 Continúa.
8️⃣ Graba > Revisa > Perfecciona. Si quieres un feedback rápido. Dale a grabar. Pon tu móvil en algún punto de la sala o si te mueves, como es mi caso, pide a alguien que lo haga. A veces, creemos que lo estamos haciendo bien… hasta que nos vemos.
Grábate. Revisa la grabación. Anota qué te ha gustado y qué no. Analiza:
✔️ ¿Te movías demasiado?
✔️ ¿Había gestos nerviosos?
✔️ ¿Tu tono era monótono?
✔️ ¿Dónde perdiste fuerza?
No hace falta que te castigues. Solo observa, toma nota y mejora.Y si puedes, pide feedback a alguien de confianza.
9️⃣ Duerme bien y descansa antes de tu intervención. El cansancio afecta muchísimo a la comunicación, a la memoria y a la agilidad. El cansancio es el enemigo invisible del buen comunicador. Si no se puede por viajes o circunstancias, asume que no lo vas a hacer de 10. Prepáralo más y mejor. No es el momento de improvisar. Cíñete al guión. Estar cansado afecta tu claridad mental, tu energía, tu memoria y tu voz.
En esos casos:
✔️ No improvises.
✔️ Apóyate más en tu guión.
✔️ Bebe agua, aporta claridad mental por la hidratación
✔️ Respira.
✔️ Baja el ritmo.
🔟 Aprendizaje. Reflexiona tras la intervención de que has hecho bien y qué podías haber hecho mejor. Toma nota inmediatamente. Haz los ajustes convenientes lo antes posible para la siguiente ocasión.
En resumen:
Hablar en público no es una habilidad mágica.Es un proceso. Un entrenamiento. Y sobre todo, una herramienta poderosa para influir, inspirar y dejar huella.
Estas 10 claves no te convertirán en un orador perfecto, pero sí en uno más consciente, eficaz y auténtico. Y eso, créeme, ya marca la diferencia.
Nos vemos… en el escenario 😉.
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