Nadie es una isla

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La semana pasada realicé una jornada en el CEEI sobre coaching de equipos e inteligencia relacional que disfrutamos de lo lindo y compartimos con cerca 100 personas. Si eres una de ellas: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS por tu participación, tu entusiasmo y colaboración. Si no estuviste allí, hoy comparto contigo el resumen y esencia de lo que allí vivimos. Nadie es una isla.


Empezamos la sesión con la afirmación que hemos convertido en nuestra bandera: “Nadie es una isla”. Y es que sin duda, formamos parte de sistemas, sencillos y complejos como la familia, empresas, organizaciones, comunidades, y un largo etc.  Nos gusta la metáfora de ver a los sistemas como una tela de araña donde la sola caricia de un hilo, afecta a su estructura completa. Conscientes o no, nos encontramos inmersos en una red de relaciones que constantemente nos afecta y muchas veces nos infecta.


Continuamos con la creencia y experiencia respecto a la disposición natural de los equipos hacia la evolución, recordando nuestra convicción como coaches de que las personas, somos sistemas únicos, perfectos y completos, llenas recursos y creativas por naturaleza, que viven en muchos sistemas al mismo tiempo, con una identidad común y particular en cada uno de ellos.

Cada sistema es inteligente y avanza hacia su propio desarrollo y encuentra sus propias respuestas.


Increpamos a los asistentes a no habitar en sistemas en los que no confiamos, y casi con un salmo compartimos nuestro mantra: “Nunca, nunca, nunca deberías trabajar con un equipo en el que no confíes” .


Aportamos consciencia respecto a que somos todo y parte al mismo tiempo, de los sistemas a los que pertenecemos, algo obvio que con frecuencia pasamos por alto. Por ello insistimos en vernos tal y como somos, con nuestros conflictos, nuestra forma de resolverlos o de no resolverlos, nuestro tono y estilo de comunicación, nuestras emociones, fortalezas, limitaciones, con todo ello, sentamos las bases para crecer a través de nuestras propias respuestas. Somos mucho más de lo que nos decimos o nos creemos. Hacer a las personas y a los equipos, conscientes y consecuentes con sus capacidades, con su poder, permite que nuestras herramientas estén a nuestra disposición para ser nuestra mejor versión en nuestro día a día.

Nuestros límites están mucho más lejos de lo imaginamos.  


Comentamos la distinción entre coaching y formación, recordamos los conceptos entre inteligencia emocional, inteligencia social e inteligencia relacional. 


Compartimos nuestra caja de herramientas de coaching, con el ánimo de hacerlo sencillo, aplicable y extrapolable a cualquier relación personal y profesional que tengamos. 


Definimos juntos el concepto de comunicación efectiva, de “buena comunicación”. Matizamos las diferencias entre la escucha interna y la escucha enfocada y activa. Recordamos que la responsabilidad de la comunicación reside en el emisor y comentamos alguno de los axiomas de Paul Watzlawick


Gritamos y le dimos la bienvenida al conflicto pues entendimos que el conflicto es inherente a la vida y por ende a las relaciones. Le dimos la vuelta a la tortilla del conflicto y nos la comimos tan ricamente como el ingrediente especial de la oportunidad de crecimiento implícita que conlleva.


Hablamos, y sobre todo experimentamos, los patrones tóxicos de la comunicación, que adquieren la forma de los 4 jinetes del apocalipsis y paralizan a los equipos, incrementan su rotación, producen absentismo laboral y reducen la productividad, a niveles ínfimos, en las organizaciones.


También, y al mismo tiempo, normalizamos éste hecho, el de las toxinas habituales en la comunicación, y repartimos y compartimos los antídotos y sustitutos a las reacciones contraproducentes.


Al final, exploramos la geografías y representamos físicamente las posiciones abruptas que habitualmente nos encontramos en los distintos departamentos de las empresas. En este caso representamos a RRHH contra VENTAS. ¿Te suena?. Experimentamos, a través de juego, las tensiones y presiones habituales e inherentes en los equipos y en las organizaciones.


Y es que ser consciente a veces requiere mucha inconsciencia… Cada persona somos un mundo que habita en multitud de planetas al mismo tiempo y cuanto mayores son nuestras diferencias, más grande es la oportunidad de crecer y aprender.


Te animo a que encuentres tus diferencias y a disfrutar siendo tu mejor versión!


Que tengas un gran día!

 

 


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